Me gusta demasiado el atardecer y el amanecer, me gusta la naturaleza, la naturalidad. A veces cojo la bici y me voy yo sola a ver el atardecer, me parece flipante y relajante. Me gusta perderme en los paisajes. También siempre he sido muy fan de la noche, que son mágicas, donde se desvela todo. Me gusta mirar las estrellas y perderme en ellas, porque somos tan insignificantes... Ahora mismo estoy tumbada en a terraza, de noche, mirando hacia las estrellas, que son preciosas. Algunas brillan más que otras, como las personas, ese brillo natural que tenemos en común (aunque yo me refiero al brillo del alma).
Me gustaría al menos una vez en mi vida ir al desierto y ver el atardecer, las estrellas y el amanecer, dicen que sin contaminación lumínica es flipante y merece la pena verlo. Ojalá algún día pueda hacer esto.
Por la noche me gusta la vida, por la noche somos nosotros mismos. Reflexionamos, nos relajamos, salimos de fiesta, disfrutamos, dormimos con alguien... Las noches son mágicas. Se intensifica todo.
Me gusta utilizar el término mágico para intentar describir cosas que te hacen cambiar de forma automática y de manera positiva tu vida.
Hay personas mágicas, momentos mágicos, noches mágicas. Yo creo en la magia, ¿tú no?
Así que me gusta perderme en todo esto, estoy perdida y eso me gusta.
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